Para los padres

No puedo soportar más el llanto de mi bebé

Padre desesperado, no soporto llando del bebe

¿Por qué no soporto el llanto de mi bebé?

El llanto de tu bebé es natural. Es su única forma de decirte que tiene hambre, sueño, dolor de estómago, de dientes, demasiado calor… También puede llorar sin motivo aparente. Se dice que «descarga». Después de un tiempo, el llanto del bebé puede convertirse en una verdadera causa de exasperación, estrés e incluso depresión para los padres.

No entender el llanto del bebé y no sentirse capaz de calmarlo es una sensación muy molesta para muchos padres que, por ello, se sienten incapaces. Si estos mismos padres carecen de sueño, tienen problemas en el trabajo, problemas de dinero u otros problemas, si ya están estresados, el llanto puede tener consecuencias dramáticas (depresión, abuso, bebé sacudido…).

bebe llorando

¿Qué hacer para no desesperarse?

Para evitar llegar a estos extremos, he aquí algunos consejos:

  • En primer lugar: ¡no te sientas culpable! No existen los padres perfectos. Todos, con un momento dado, nos quebramos. Los llantos de tu bebé te provocan ansiedad, no todos puedes interpretarlos y es normal que, a partir de cierto umbral, no puedas soportarlos. Esto no le impide amar a su hijo.
  • Intenta identificar el llanto, eso te tranquilizará. Es difícil al principio, pero al cabo de unos meses, sabrás si tiene hambre, dolor, sueño… En caso de duda, si crees que quizá haya una causa patológica, consulta a tu pediatra.
    Intenta mantener la calma: tu bebé siente tu estrés, tu nerviosismo, tu ansiedad. Sensaciones que le hacen sentirse inseguro y alimentan su llanto. Tararea una canción de cuna, mécelo, tu voz lo tranquilizará
  • Si nada ayuda y sientes que no puedes más, déjalo un rato en su cama, a salvo, y descansa en otra habitación. Toma un respiro, trata de descomprimirte. Coge un libro, llama a un amigo o a un familiar… desconecta durante unos minutos y, sobre todo, intenta recuperar la calma. Tu bebé percibirá tu calma.
  • No dudes en pedir ayuda. Pasa el testigo a alguien de confianza (tu cónyuge, tu madre, tu hermana, un amigo…) para que te dé momentos para soltarte. Lejos de ser una debilidad, reconocer los límites (que todos tenemos) es una fortaleza.

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