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Los primeros días con el bebé: 9 consejos para su cuidado

Consejos para las madres

9 consejos para hacer más fáciles los primeros días con el bebé

¡Enhorabuena a la nueva mamá! Has sobrevivido al embarazo, has dado a luz a tu hijo y ahora estás en casa después del hospital. ¿Quizá se pregunte qué le espera ahora? Es cierto que los recién nacidos no vienen con un manual, pero cuidarlos es más fácil de lo que crees y en pocas semanas te sentirás como una profesional. Aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a empezar.

1- Establecer una rutina

Puede que establecer una rutina no sea lo primero que pienses que debes hacer en los primeros días con el bebé, pero es fundamental. Los bebés hacen cuatro cosas básicas al principio de su vida: comer, dormir, hacer caca y, finalmente, jugar. Hay tantas rutinas como bebés, pero lo importante es encontrar la que funciona para ti y para tu hijo.

Empieza por seguir su ritmo natural en una app o, a la vieja usanza, en un buen cuaderno. ¿Con qué frecuencia quiere tu bebé tomar el pecho o el biberón? ¿Cuánto tiempo duerme y cuándo? ¿Cuántos pañales húmedos o sucios necesita al día?

Una vez que hayas registrado los hábitos de tu bebé durante unos días, podrás determinar la rutina que mejor funcione para ambos. No se trata sólo de poner en orden tu nueva vida: tener una rutina también te ayuda a aclarar cuáles son las necesidades de tu bebé cuando llora.

2- Cómo hacer que la alimentación del recién nacido sea cómoda

La lactancia materna es una forma natural y sencilla de alimentar a tu bebé, pero también puede ser sorprendentemente difícil. Alimentar a tu bebé por primera vez en casa, sin la ayuda del personal del hospital o de tu matrona, puede resultar confuso.

Prepara un lugar cómodo y tranquilo para amamantar, donde puedas concentrarte en la tarea y en tu bebé. Asegúrate de tener suficiente agua para beber y utiliza un cojín de lactancia o una silla cómoda para apoyarte. Siga la posición barriga a barriga con el pezón bajo la nariz cuando ayude a su bebé a agarrarse. Al igual que el aprendizaje de nuevas habilidades, lo que cuenta es la práctica, para ambos.

Sé amable contigo misma mientras aprendes las posturas que mejor funcionan para ti y para tu bebé, y no tengas miedo de pedir ayuda a otra madre o a un asesor de lactancia formado si lo necesitas. Si das el biberón a tu bebé, elige un lugar tranquilo y cómodo donde ambos podáis disfrutar del momento. Inclina el biberón lo suficiente para que la leche de fórmula o de vaca llegue a la tetina, pero no permitas que fluya demasiado rápido. Deja que el bebé tome el pecho y haga pausas para eructar o acurrucarse cuando lo necesite.

3- Eructos del bebé

¡Ah, esos famosos gases intestinales! Antes de ser madre, probablemente nunca pensaste en cómo pasan los gases otras personas. Cuidar a un bebé te convertirá en un experto. Haz eructar a tu bebé después de cada comida para ayudarle a eliminar el exceso de gases.

Puedes sostener a tu bebé contra tu hombro, dándole suaves palmaditas en la espalda, o sentarlo sobre tus rodillas, sosteniendo su cabeza y cuello con una mano y dándole palmaditas en la espalda con la otra. No olvides tener un pañal cerca para recoger los escupitajos.

Si tu bebé está inquieto y necesita ayuda para expulsar los gases, túmbale boca arriba y muévele suavemente las rodillas hacia la barriga, o muévelas hacia arriba y hacia la barriga en pequeños círculos. Recuerda que a menudo basta con un eructo o un pedo para calmar a un bebé que llora.

4- No tengas miedo de los pañales

Las primeras heces de tu bebé serán meconio, una sustancia viscosa, de color verde oscuro y con aspecto de alquitrán, que contiene lo que ha digerido en el útero (hay que reconocer que es bastante asqueroso), una sustancia casi inodora. Una vez que tu bebé empieza a tomar el pecho o la leche infantil, sus heces pueden ser amarillas, verdes o marrones, y pueden tener un aspecto granulado, blando o más consistente. Todos se consideran normales, pero si las heces de tu bebé son rojas, duras o tienen diarrea, consulta a tu médico.

Los recién nacidos deben mojar al menos seis pañales en un periodo de 24 horas. Por lo tanto, es aconsejable seguir este punto para asegurarse de que el bebé esté bien hidratado. La orina del recién nacido debe ser incolora o de color amarillo claro. Si es de color naranja oscuro, consulte a su médico.

5- ¡Splash, splash! Es hora de bañarse

Una vez que el cordón umbilical de tu bebé se ha caído (normalmente entre siete y diez días después del nacimiento), es el momento de su primer baño. Mientras el cordón esté en su sitio, lo mejor es lavar al bebé con una toallita, teniendo cuidado de no tocar el cordón. Una vez que el cordón umbilical se haya caído, prepara el primer baño del bebé asegurándote de que todo está listo antes de llevarlo al baño.

Asegúrate de que la habitación es cálida y confortable, y llena una bañera para bebés con agua caliente. Asegúrate de que el agua no está demasiado caliente ni demasiado fría utilizando la parte interior de la muñeca o el codo, donde la piel es más sensible. Lava suavemente el cuerpo de tu recién nacido con jabón sin perfume o jabón líquido para bebés. Basta con agua y una toallita limpia para limpiar los ojos, de esquina a esquina, y la cara.

Cuando termines, saca al bebé del baño con cuidado y envuélvelo en una toalla caliente. Nunca dejes a tu hijo solo en la bañera. Además, no te desanimes si a tu bebé no le gusta inmediatamente el baño: muchos niños necesitan acostumbrarse a él antes de que se convierta en la parte favorita de su día.

6- ¡Es de día y de noche!

Los bebés todavía están desarrollando sus ritmos circadianos y aprendiendo a diferenciar entre el día y la noche. Hay que ayudarles a tomar conciencia de ello. Durante el día, abre las cortinas, escucha música suave y habla. A la hora de la siesta o de acostarse, cierra las cortinas y asegúrate de que el espacio del bebé sea lo más silencioso posible. También puedes ayudar a tu hijo a dormirse meciéndolo y tranquilizándolo.

7- Ponerse al día con el sueño, donde se puede

Los recién nacidos duermen no menos de 20 horas al día, pero normalmente en periodos de 1 a 4 horas, así que si eres de los que pueden dormir la siesta, ¡hazlo! Pero si necesitas más tiempo para conciliar el sueño, considera pedirle a tu pareja o a otro ser querido que se turnen. Si estás dando el pecho, puede que te resulte más fácil levantarte por la noche para alimentar a tu bebé. Pero no tengas miedo de pedirle a alguien que se haga cargo a la mañana siguiente para que puedas descansar durante esa primera semana con el bebé, y más allá.

8- Pide consejo a tu médico si lo necesitas

Los pediatras están acostumbrados a recibir llamadas, correos electrónicos y mensajes de texto de nuevos padres preocupados. Así que no te avergüences de pedirles ayuda en la primera semana. Consulte siempre a su médico si su hijo está enfermo con fiebre o si tiene alguna duda. La opinión tranquilizadora de su médico de que todo está bien hará mucho más por su tranquilidad que horas y horas de búsqueda frenética en Google.

9- Deja que alguien cuide de tu bebé para que tú puedas cuidar de ti mismo

Dar a luz es una experiencia hermosa, transformadora y físicamente agotadora. Tanto si has dado a luz por cesárea como de forma natural, es probable que sufras dolores, hemorragias y molestias. Entregar el bebé a tu pareja o a otro ser querido para que puedas ducharte, dormir la siesta o tomar una comida nutritiva es esencial para tu recuperación. Como madre joven, cuidarse no es un lujo, es esencial. Te ayudará a cuidar bien de tu bebé en los primeros días, las primeras semanas y después.

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