Para los padres

Guía del padre para conocer a su nuevo bebé

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Tanto si has estado preparando mentalmente la llegada de tu bebé a casa durante años, meses o semanas, por fin está aquí. Y si ves muchas películas conmovedoras, es posible que esperes una conexión psíquica instantánea con tu pequeño que te diga exactamente lo que necesita y cuándo. Pero fuera de Hollywood, es poco probable.

Eso no significa que no puedas llegar a conocer a tu recién nacido de una forma que te parezca mágica (casi). Y aunque no ocurra de la noche a la mañana (nunca lo hace) lo vas a conseguir. Mientras tanto, aquí tienes algunas ideas sobre las formas en que tú y tu pequeño podéis llegar a conoceros mejor.

Vinculación: Es imposible mimarles.

De esto se trata, ¿verdad? Hay muchas maneras de consolidar ese vínculo entre tú y tu bebé. Ya sea con el contacto piel con piel o compartiendo vuestras canciones favoritas cantando o bailando, cualquier tiempo que pases conectando con tu bebé ayudará a mejorar el proceso de vinculación.

Y no te preocupes por exagerar. Los bebés anhelan tu tacto, tu voz y tu propia presencia. Además, es una forma estupenda de conocerlo: ¿tiene cosquillas, hay algún punto especial que acariciar que lo adormezca? ¿Les gusta alguna melodía que tarareas? Esté presente, experimente y el vínculo se producirá.

Manipulación: No los romperás.

Muchos de nosotros hemos crecido con el temor de que, si no cogemos a un bebé como es debido, le haremos daño. Y aunque la precaución es algo bueno, puede ser perjudicial en grandes dosis. Los bebés no son tan frágiles como creemos. Sus huesos son maleables y es poco probable que se rompan si respiramos con demasiada fuerza sobre ellos. Incluso ese punto blando en la parte superior de la cabeza es menos peligroso de lo que se cree.

Eso no significa que debas descuidarte, pero puedes confiar en tu instinto sobre cómo tocar, llevar y jugar con tu bebé. Si tu pequeño tiene la cabeza llena de pelo y quieres peinarlo (o estilizarlo), hazlo. Eso sí, con delicadeza.

La alimentación: Ellos saben lo que necesitan.

Es tentador poner a tu bebé en un horario de alimentación desde el principio. El problema es que no sabemos cuándo tienen hambre los demás. Intenta resistir el impulso de imponer un régimen de alimentación estricto a tu recién nacido. Puede ser un reto, pero es una gran oportunidad para aprender a escuchar las señales de tu bebé sobre lo que necesita. Tú aprendes a leerlas y él confía en que le darás lo que necesita.

No te obsesiones con el aumento de peso ni con las onzas engullidas. Si tu bebé parece feliz, duerme (aunque a rachas) y muestra interés por comer, probablemente esté bien. Pero si te preocupa que tu bebé no coma lo suficiente o muestre signos de desgana, ponte en contacto con tu médico de inmediato.

Mimos: Prescinde del baño diario.

Los bebés no sudan tanto como nosotros. No necesitan un baño diario y su piel puede prescindir de él. Pero eso no significa que no puedas dar rienda suelta a la Kardashian que llevas dentro.

Considera la posibilidad de aprender a dar masajes a tu bebé. En muchas escuelas y clínicas de masaje locales se imparten clases, o puedes encontrar vídeos instructivos en Internet. Es una forma estupenda de instaurar las caricias regulares, que son una de las formas más fundamentales de establecer un vínculo con tu bebé. Además, te ayuda a ganar confianza en el tacto, sobre todo para los padres primerizos que tienen mucha ansiedad por lastimar al bebé.

Aventurarse: No tienes que convertirte en una persona encerrada.

Una de las mejores formas de conocer a tu recién nacido es verle interactuar con el resto del mundo. Es cierto que, si es un recién nacido, puede ser difícil detectar las pruebas de esa interacción, pero debes procurar que tu hijo salga de casa con regularidad lo antes posible.

Sólo tienes que tomar algunas precauciones: no exponer a los recién nacidos a la luz directa del sol, alejarte de los lugares ruidosos (nada de conciertos), evitar a las personas enfermas y llevar toallitas y desinfectante de manos (para el bebé y para quienes quieran tocarlo). Esto te permitirá cambiar de aires mientras compartes tu alegre bulto con el resto del mundo.

Dormir: Esta es la más complicada.

Es cierto que vas a perder algo de sueño con un nuevo bebé en casa. Pero esta aparente maldición de la paternidad es otra forma de conocer a tu pequeño. Aunque su tendencia a ser una persona matutina o nocturna probablemente no esté grabada en piedra, aprenderás cuándo duerme mejor, qué ambiente favorece su sueño y cuándo has esperado demasiado para acostarlo.

Puede que este sea el baile más complicado que harás con tu bebé, pero es uno de los que más información útil te aportará. Y si le prestas atención, puede que consigas que duerma toda la noche dentro de unos seis años.

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